Esta publicación es solo la primera de varias en relación a los estudios históricos y arqueológicos que estamos llevando a cabo en la casa de Wilfrido Figueroa. En esta ocasión, presentamos una descripción general de la casa, su posible año de construcción, e indagamos el por qué de su ubicación actual haciendo mención acotada (en un trabajo posterior lo ampliaremos) a los usos que tuvo la casa a lo largo de los años.
Por ultimo no quiero de mencionar que los nuevos trabajos que estamos llevando a cabo son gracias al “Equipo Regional de Arqueología Histórica”, que hemos fundado recientemente.
Introducción
Es interesante destacar que, en la construcción de la historia de un lugar, no sólo son las personas las que merecen ser recordadas, sino que también las edificaciones, a veces pensadas como obras de arte, deben tener su lugar y ser consideradas como espacios en los que se tomaron las decisiones que determinaron los rumbos que seguirían las comunidades.
El presente trabajo pretende recorrer la historia de una de estas casas, que perteneció a don Wilfrido Figueroa, ubicada en la actual Villa de La Merced (Depto. Paclín, Catamarca), con el objeto de destacar sus características arquitectónicas así también como los distintos usos que se le dieron.
Partiendo de una contextualización y a través de historias, anécdotas y mitos, este trabajo indaga en la importancia de esta casona, que por años funcionó como cabecera de estancia, y donde, como residencia de unas de las familias más influyentes de la zona, muy posiblemente se debatieron trascendentales cuestiones que marcarían los caminos a seguir de la Villa de la Merced.
La Villa de La Merced y los Figueroa
Recorrer la historia de la Villa de La Merced y no encontrarse con algún integrante de la familia Figueroa resulta una tarea imposible, ya que sus miembros tuvieron una importante participación, tanto en la creación como en la posterior transformación de la Villa.
El Departamento. Paclín fue creado en el año 1869 a través de la Ley Nº 96 y La Merced, 7 años después, por pedido de don Augusto Casto Figueroa, a través de la Ley Nº 277. En el artículo 1° dice: “Cédense los derechos que tiene la Provincia a los terrenos sin agua, que D. Augusto C. Figueroa solicita para la fundación de una Villa en el Departamento de Paclín”.
Según los registros encontrados en el Archivo Histórico, la finca de La Merced fue puesta en venta por el Gobierno, y el 30 de octubre de 1882 se procedió a abrir las propuestas. Fueron don Manuel A. Figueroa y don Manuel V. Salas las personas que se presentaron para su compra.
La finca de “La Merced” fue vendida el 11 de noviembre de 1882 a Manuel V. Salas, “mediante la suma de cuarenta y dos mil pesos bolivianos el inmueble conocido por finca de «La Merced»…, y en aquél momento sus linderos eran los siguientes: “al Norte, con propiedad de don Cirilo Herrera, denominado El Totoral y terrenos de la finca de Paclín pertenecientes al Colegio de Huérfanos, al Naciente el filo de la cumbre, al Sud, hasta dar con los terrenos, de la Merced del pueblo de indios de Amadores y por el Oeste, el río con el agua que corresponde a la finca”. Cabe mencionar que dichas tierras eran propiedad de los Padres Mercedarios y el Gobierno provincial hace el traspaso de ellas a través de una expropiación y de su saneamiento de conformidad a derecho, aunque la excepción de esta venta es el terreno que por ley Nº 277 de la Honorable Legislatura del año 1876 se donó para la Villa de La Merced, el cual consta del plano de esa Villa realizado por el Ingeniero Carlos Werning: “luego el señor Manuel V. Salas (…) vende al señor Wilfrido Figueroa, por intermedio del martillero Público don Máximo Reyes, por la cantidad de veinte mil trescientos veinte pesos moneda nacional, el inmueble denominado “finca de La Merced” de propiedad del expresado señor Manuel V. Salas (…)” (Coronel, 2006: 179).
Se sabe que fue don Manuel Augusto Figueroa casado con Romualda Ignacia de Herrera, unos de los primeros pobladores en asentarse en La Merced. De este matrimonio nació Augusto Casto Figueroa, quien se unió a Margarita Carrizo y tuvieron como hijo a Wilfrido Figueroa. Todos ellos, personajes influyentes para La Merced.
La casa en estudio perteneció a don Wilfrido Figueroa. Éste se casó con Domitila Tapia y sus hijos fueron: Manuel A., Casto Augusto, Humberto José y Wilfrido Segundo, mayores de edad al momento de testar su padre, y Blanca, Domitila Carmen y Julio Argentino, menores de edad (AHC – sucesorio, 1919. Carpeta Nº 9).
Imagen Nº 1: Parte de la genealogía de la familia de Figueroa |
Wilfrido Figueroa muere el 8 de agosto de 1909 a la edad de 56 años. Podemos afirmar, después de revisar su mensura y el juicio sucesorio, que todos los terrenos de la Villa le pertenecían, por herencia de Augusto y por la compra al señor Salas (AHC – sucesorio, 1919. Carpeta Nº 9).
Este dato es importante, ya que aporta algunas evidencias interesantes para conocer cuándo se construyó la casa. Algunos relatos orales hacían mención al hecho de que el inmueble estaba en pie antes de que el ingeniero Werning realizara la mensura y plano de la Villa. Posiblemente estos relatos provienen de una cita que se extrajo del libro histórico de la Escuela Nº 292, donde su director, Andrés Flores, expresa: “Se menciona que en el año 1860 había dos casas de construcción antigua y eran de la familia Figueroa, dueña de la Estancia La Merced (…) Todas estas casas estaban edificadas a orilla del Camino Real que unía Catamarca con Tucumán (…) éste era por donde actualmente se va a Monte Potrero (acortando distancia), por el lado Este de la plaza de La Merced hasta el Río Paclín, donde se une con la ruta 38, donde hay un pequeño puente o alcantarilla, y que hasta hace pocos años era la referida ruta, llamada en este trayecto: “Avenida de las acacias”; por las plantaciones que hay a la vera del camino” (Libro Histórico, escuela 292, La Merced).
Sin embargo, al inspeccionar el plano de Werning observamos que las casas en cuestión están a varios cientos de metros alejadas del lugar donde se encuentra la propiedad de don Wilfrido Figueroa. Es probable que haya existido un error al interpretar el texto, y que las edificaciones marcadas en el plano fueran del padre y del abuelo de Wilfrido.
Caracterización general de la casa
A pesar del paso del tiempo y del deterioro sufrido por la casa, esta sigue siendo un testigo arquitectónico, tanto por su morfología como por el simbolismo que conlleva su presencia en la localidad de La Merced.
Su ubicación, frente a la plaza principal, y sus dimensiones reflejan la importancia y distinción de sus habitantes en los albores de la localidad. La casona denota características diferenciadas de acuerdo con los distintos momentos de construcción. Única en su tipo, corresponde a un conjunto de espacios construidos en forma discontinua, de acuerdo con la sucesión de usos y con las distintas necesidades que surgen de las nuevas tecnologías y costumbres que fueron apareciendo.
Imagen Nº 3: Planta de la casa con los números de las habitaciones |
Esta vivienda presenta tres accesos bien diferenciados: uno por la esquina, con una resolución muy sencilla, acompañando la uniformidad de los perfiles en ambas calles. Los restantes se encuentran por las calles laterales.
La edificación se mantiene relativamente uniforme en el perfil Oeste, aunque se pueden ver dos momentos de construcción en la discordancia que presenta el sector Sur de este ala, visible desde afuera. Mientras tanto, en el perfil Norte se jerarquiza el ingreso con la doble planta y el característico balcón en el frente y contrafrente.
Algo que destaca a esta casa sin duda es la segunda planta, que constituye un “hito urbano” referente en la localidad. El segundo piso es lo que la identifica, jerarquiza e individualiza dentro de La Merced. Aunque el piso y el techo han colapsado totalmente y, solamente los muros se mantienen con los particulares colores de las pinturas y estucos, marca una característica única y que persiste a pesar del tiempo.
Un sector muy importante en la casona es el patio, ya que con sus galerías internas y el muro que lo cierra por el sector Sur con un portal de doble hoja, le dan cohesión a la construcción, pero sobre todo privacidad y diferenciación del exterior. A su vez, el jardín interior está delimitado por una serie de pilares construidos con ladrillos comunes y rematados con una moldura piramidal. El patio está circundado por galerías de clásicas tejas españolas en su parte Norte y Oeste. Éstas sobresalen por sus particulares columnas, que tienen una gran riqueza formal. Están compuestas con un basamento cúbico, y el cuerpo facetado hexagonalmente que remata en un volumen cuadrado con molduras. Éstas sostienen grandes vigas de quebracho que soportan una cornisa de mampostería, la que, en el sector Oeste, presenta los desagües pluviales de tubos cerámicos.
En el sector Este se encuentra la escalera que posibilita el acceso al segundo piso. Ésta no es la concebida originalmente, ya que se habría modificado para albergar un baño que, según el tipo de revestimiento y cercanía con la casa es mucho más nuevo que el que está ubicado en el sector Sur, que posee cerámicas y azulejos ingleses, pero que está totalmente desmantelado.
Imagen Nº 4: Vista del segundo piso de la casa |
En el lado posterior del ala Este se ubica el fogón original, del que se ha derrumbado el muro Oeste y su techo está totalmente colapsado. Aquí se puede observar cómo esta construcción es posterior a la mayor parte de la casa, ya que no se encuentran trabas en la mampostería, indicador que denotaría una construcción simultánea. Otra posibilidad es que, en realidad haya sido la habitación Este la que fue construida posteriormente. Esta hipótesis se debe al doble muro que presenta en un segmento y la falta de trabas ya mencionadas con la habitación que funcionaba como cocina.
Otro sello muy particular de la vivienda es la gran habitación ubicada en el ala Este. Este espacio es emblemático y único, usado como lugar de producción de la época. Aún hoy se pueden encontrar maquinarias y herr
amientas de trabajo, como una vieja enfardadora, y un tipo de piletón de mampostería o recinto de acopio de granos. Estos son vestigios de la actividad productiva que se desarrollaba en torno a este mega-espacio. Esta habitación es la única que tiene piso entablonado de listones de madera. Debajo se encuentra el sótano.
El sótano presenta una particularidad muy interesante; tiene una abertura doble con relación directa al exterior, que desemboca fuera de los parámetros cerrados de la vivienda, y lo comunica con el sector productivo rural. Sin embargo, presenta otro acceso que proviene directamente del interior de la vivienda, específicamente desde una de sus galerías.
Sus muros, totalmente construidos en mampostería de ladrillos y techo de tirantería de madera con bovedillas, presentan gargantas de iluminación y ventilación. Su ubicación dentro del conjunto de la vivienda es clave por su relación con la casa y la producción rural.
La construcción se ha desarrollado en diferentes etapas, como ya lo hemos mencionado, lo que se observa en los desprendimientos de revoques, evidencia de la diferenciación sectorial en el método constructivo: muros de adobe y también en calicanto, este último, el lugar donde se eleva la planta alta sobre la fachada Norte.
Usos, vivencias y mitos
Si actualmente es posible vislumbrar la grandeza arquitectónica de la casona, puede uno imaginarse lo que fue en su esplendor. En una entrevista realizada a Guillermina Figueroa (nieta de Wilfrido), ella nos comenta algunos detalles anecdóticos acerca de las vivencias en la casa.
En la época de Wilfrido, muchas personas trabajaban por el tercio en las tierras de su finca, excepto en los viñedos, que eran de exclusiva propiedad familiar. Con las uvas fabricaban su propio vino, como se puede suponer en la actualidad, pues subsisten algunos elementos como maquinarias y una bordelesa de 10.000 litros aproximadamente. En la habitación del segundo piso existía un archivo de la administración de la finca, sitio al cual se accedía por una escalera de madera (Guillermina Figueroa, com. pers.).
La puerta Sur, nos comenta doña Guillermina, se abría hacia el exterior, donde había árboles silvestres y “pavos reales con espléndidas colas”.
En las habitaciones se solía colgar un quinqué de hierro forjado con lámparas de querosén con tubo y pantalla de porcelana blanca. En el comedor, el farol era dorado. Además, la casa contaba con muebles Luis XVI, que contenían fina vajilla.
A través de datos obtenidos del libro histórico de la Escuela Nº 292 y de entrevistas a diferentes personas de la Villa pudimos realizar una historia de los diferentes usos que se le otorgaron a la propiedad.
A finales del 1800, la habitación Nº 10 (ver plano de la casa) sirvió como escuela, después de haber pasado por otras casas de familia, hasta que se construyó un edificio propio para la institución educativa. Años después (en 1900 aproximadamente), otra habitación se usó para un comercio de ramos generales atendido por el mismo Wilfrido junto con sus hijos.
En 1910, tras la muerte de Wilfrido padre, su hijo, del mismo nombre, pone la primera botica de Paclín; luego lo reemplazó don Welter Salguero, hasta que en el año 1945 se instaló el Dr. Manuel Figueroa, quien usaba una habitación (Nº 5) para la atención de pacientes.
Luego de la muerte de don Wilfrido, fue su esposa quien quedó a cargo de toda la finca hasta su deceso en 1939, hecho que causó el desmembramiento familiar, y provocó el progresivo abandono de la vivienda. Pasados los años 50, sólo se ocupaba menos de la mitad del inmueble, y allí vivía la familia Salazar, quienes eran los capataces de la estancia, junto a la familia Cisternas, quienes alquilaron las habitaciones del Norte para instalar una farmacia hasta el año 1965 aproximadamente, cuando se deshabitó casi por completo.
Ya han pasado 40 años desde que la casa fue desocupada, pero aún quedan en la memoria colectiva de la población, muchas vivencias y anécdotas; quizá la más llamativa es sin duda aquella que hace referencia al pacto con el diablo que los Figueroa habrían hecho para obtener su gran fortuna.
La historia cuenta que el sótano fue realizado para poder ocultar “un familiar” con aspecto deforme, al cual se alimentaba con personas vivas. Ésta era la condición dada por el demonio para poder mantener todas sus riquezas. Éste es un mito que aún cuentan las personas mayores en la actualidad.
Comentarios finales
Como ya dijimos en la primera parte, esto es solo un fragmento de todas las investigaciones que aun estamos llevando a cabo en la casa de Wilfrido Figueroa. En próximas oportunidades, publicaremos una entrevista a una de las bisnietas de Wilfrido, quien brinda datos interesantes e importantes no tan solo sobre la casa y su familia, sino también, información relevante para seguir conociendo aun más la rica historia del departamento Paclín.
Se adjunta parte de la bibliografía usada para la redacción de este texto, cabe hacer mención que se han subido a Internet muchos de los trabajos de nuestra autoria, para que cualquier persona interesada los pueda descargar y leer, ya que en la mayoría de los casos son publicados en libros y revistas de corte científico con una distribución restringida.
Para finalizar al último se anexa una reconstrucción en 3 dimensiones realizada de la casa, como también, algunas fotos de su estado actual, junto a planos de eventos de pintura en paredes y pisos.
Bibliografía Recomendada
Villafañez E.;
Gasparotti L.; Gheco L.
2008 “Arqueología e Historia en la Casa de Don Wilfrido
Figueroa. La Merced
Depto. Paclín”. En:
Aportes científicos desde Humanidades 8. Ed. CEDENIT.
Descarga: http://www.megaupload.com/?d=FOYD3ZY0
Villafañez
E.; Fonseca E.; Gasparotti L.; Gheco L.
2010
“Una Iglesia y Una Casa.
Historia y Arqueología en Dos Emblemas Arquitectónicos Del Departamento Paclín,
Provincia de Catamarca”. En: 4to. Congreso Argentino de Arqueología Histórica. Ed. Biblos, Buenos Aires.
Descarga: http://www.megaupload.com/?d=RQ7JKHE7
Anexo
Se realizó una reconstrucción digital de la Casa, para mostrar como hubiera sido en momentos de su máximo esplendor
Fotos
El trabajo de registro fotográfico realizado en la casa, permitió obtener más de 600 imágenes, registrando detalladamente cada parte de la estructura, aquí solo se muestran algunas de ellas.
Vista desde el frente de la Plaza de La Merced |
Vista desde el Este de la Casa |
Vista desde las escaleras al segundo piso (estudio de Wilfrido). En primer Plano el Dr. Nestor Kriscautzki, al fondo Gabriel Acuña |
Vista de la entrada al Sótano de la Casa. Al fondo Ezequiel Fonseca |
Vista del Sótano de la Casa. En primer plano la Lic. Estela Maris García. También se puede ver una de las bordalesas donde se realizaba vino, con las uvas de la propia finca. |
Se realizó un cuidadoso mapeo de cada mosaico utilizado para las habitaciones y galería. Se hizo lo mismo para las pinturas de las paredes, registrando el diseño y el color usado. Cabe hacer mención que, en algunas habitaciones se han registrado hasta tres episodios de pintura.
Calco de algunas paredes, donde se pueden ver los diseños originales. La primera foto es la habitación principal de la casa. |
Calco de algunas de los pisos de las habitaciones. La casa cuenta con 15 habitaciones y cada una de ellas tiene por lo menos dos tipos de mosaicos diferentes |